¡¡He pecado Padre!!

Dime hijo mío, ¿Qué pecado has cometido?

He mentido Padre. Sistemáticamente y por muchos años.

Cuéntame hijo.

Resulta que a todos los que me han preguntado, les he dicho que el pateo en el triatlón no es importante. Que incluso es mejor no patear, así uno sale con las piernas frescas a pedalear.

Yo he escuchado lo mismo. ¿Acaso es mentira?

Es mentira Padre. El pateo es muy importante.

¿Y por qué lo hiciste?

Probablemente porque no sé patear. Así justificaba mi propia incapacidad de mantener un pateo regular en el agua. Soy el típico nadador que tiene patada de tijera. Probablemente es una maña para compensar un desbalance del tren superior.

Pero tú fuiste nadador de muy chico ¿Cómo nadie te corrigió eso?

Habría que preguntarles a los 2 entrenadores que tuve. No tengo una explicación para tamaña tontera. Tampoco me enseñaron a nadar mariposa. Eran otros tiempos. Probablemente había mucho desconocimiento.

O sea, ¿Es bueno patear?

Por supuesto Padre. Un buen pateo genera la propulsión extra que necesitas para hacer 1 ó 2 brazadas menos por largo de piscina. Es el pateo el que te mantiene por encima del agua, con lo cual logras escapar de la tremenda resistencia que enfrentas cuando estás hundido.

Pero es cansador….

Ojo Padre. No estamos hablando del pateo de un nadador de 50 ó 100 m. Es un pateo de nadador de fondo, más regular y no tan intenso. Bien entrenado no debería cansar.

¿Se puede corregir o aprender?

Por supuesto. Aprender a patear es una cuestión de repetición. Sólo hay que tener paciencia. Yo estoy en eso. Los tobillos se vuelven más flexibles con la práctica y ahí está la clave de los buenos pateadores. Bueno Padre. ¿Tiene alguna penitencia para mí?

Claro hijo. Durante un año, tendrás que dedicarle entre un 10% a 20% de cada sesión de entrenamiento al trabajo de pateo. Harás trabajo con tabla. Repeticiones de pateo lateral asegurándote que la cadera se mantenga elevada. Harás algo de pateo subacuático con o sin aletas e incluso puedes hacer pateo vertical manteniendo la cabeza fuera del agua.

Gracias Padre, se lo agradezco.

Ahhhh… y no sigas con la cuestión de que el pateo no es importante.