Ernesto Aramburú: IM 70.3 Taiwan 2011


Taiwan sería mi segundo 70.3 (el primero fue Korea en Julio) y mi meta era bajar de las 5 horas, para lo que calculaba debía bajar de 0:35, 2:40 y 1:40 en nado, bicicleta y trote, más los tiempos de transición. Mi mayor preocupación era el fuerte viento que sopla en Kenting y que el año anterior se convirtió en protagonista (por lo que se prohibió el uso de ruedas de disco).

Llegué el Jueves junto a unos 30 triatletas de Shanghai, entre ellos mi amigo Mauricio (únicos 2 chilenos en competencia), aunque desgraciadamente mi entrenadora-manager-fan número uno tuvo que quedarse trabajando. La carrera sería el Sábado por lo que tuvimos tiempo para registrarnos con calma, revisar las bicicletas y hacer un par de trotes de preparación, algo nuevo para mí que normalmente llego a última hora. El hotel Yoho, donde se hicieron todas las actividades antes y después de la carrera, es un resort muy agradable lo que también nos ayudó a llegar relajados a la partida. Los únicos perjudicados fueron los turistas, que repentinamente se vieron rodeados de seres extraños comprimidos en lycra que arrasaban con toda la comida de los buffet y los pasaban a llevar con sus extravagantes bicicletas que apenas cabían en los ascensores.

El Sábado partimos muy temprano en los buses que llevaban a los competidores a T1, donde nos topamos con un par de argentinos que venían de Hong Kong. Hubo más de 1.300 inscritos, lo que marcó un record para Taiwan en cualquier tipo de competencia, de los cuales llegamos unos 1.100 que nos ubicamos en la playa. Serían 2 pasadas en triángulo saliendo del agua para correr unos metros entre ellas. La temperatura del agua bordeaba los 24.5 grados, pero de todas formas se permitió usar traje de neopreno, según algunos rumores para evitar que los nadadores más lentos (principalmente los locales) quedaran fuera del corte de 1:10.

Entonces vino el imprevisto que cambió todas mis aspiraciones en la carrera: Cuando entré al agua para estirarme, pisé algo afilado (supongo que una concha) y al salir me di cuenta de que me había cortado el arco del pie derecho y estaba sangrando. El dolor era soportable, pero estaba seguro de que mi trote no sería el ideal y ya no había tiempo para curar la herida (ni habría servido de mucho, ya que seguramente cualquier venda se habría salido en el nado). No quedaba más que aguantar y cruzar los dedos para que milagrosamente cicatrizara un poco antes de T2, ya que abandonar en la línea de partida jamás se me cruzó por la cabeza.

La partida sería en una sola ola, corriendo desde la playa, una vez que los profesionales (11 hombres y 2 mujeres) iniciaran su segunda vuelta. La estrella del evento era Chris “Macca” McCormack, quien se llevó una ovación cuando salía puntero de su primer lap y con toda la calma del mundo esperó una ola para correrla hasta la orilla como si fuera sobre una tabla.

Unos 3 minutos mas tarde pasó el último profesional y se dio inicio al festival de patadas y codazos más violento que me ha tocado hasta ahora. Al minuto ya estaba sin gorra y defendiéndome para no perder los anteojos, sin poder encontrar un ritmo y forma que me acomodaran, sino más bien sobreviviendo. La situación mejoró un poco pasada la primera boya (que muchos pasaron por dentro para acortar camino), aunque evité forzar más de la cuenta, porque con el traje me sentía en una terma, a pesar de que no tiene mangas. Al parecer no era el único, ya que al salir del agua vi como todos caminaban rojos y desorientados para dar la vuelta antes de entrar nuevamente capeando las olas. A la mitad del segundo lap empezaron a aparecer algunos nadadores más lentos, muchos nadando pecho, por lo que nuevamente había que cuidarse de sus patadas. Finalmente salí del agua en 36:47, con bastante menos estilo que Macca y sofocado de calor, así que mi prioridad fue sacarme el traje bajo la ducha entre la playa y la transición. Obviamente, con más de 1.000 bicicletas esta parecía el estacionamiento de un mall y había que correr bastante antes de salir pedaleando, lo que no me ayudó mucho y perdí 4:04 en esto.

Afortunadamente la herida no me molestaba nada al pedalear al no apoyar el arco y además había poco viento, así que decidí poner todo el esfuerzo en la bicicleta y luego ver cómo me las arreglaba en el trote. La ruta consistía en 2 vueltas con pendientes (en general suaves) y pocas curvas, así que pude mantenerme sobre las barras aerodinámicas la mayoría del tiempo y adelantando competidores de principio a fin, lo que fue un gran estímulo. El único punto negativo fue que en mi opinión se abusó bastante del drafting. Por el kilómetro 70 pasé a 3 corredores que andaban en fila y unos 10 minutos más tarde ellos me adelantaron de vuelta. Cuando el último pasó me dijo: “Ahora te toca descansar a ti”, con lo que me di cuenta de que se me habían colgado todo ese tiempo. No quise seguirles el juego y poco después vi pasar una moto de árbitros que les mostró tarjeta amarilla a los 3 así que no me arrepentí, aunque me parece que sólo las tarjetas rojas significaban minutos de castigo.

Mi tiempo de bicicleta fue de 2:26:16 (¡14 bajo mi meta!), y salí de T2 en 2 minutos, con lo que tenía 1:50 para correr los 21 kms. y bajar de 5 horas, así que pensé que estaba listo. A los pocos pasos volví abruptamente a la realidad y un agudo dolor me recordó el corte en el pie, que no me dejaba pisar normalmente. Además, el recorrido partía con una subida que me pasó la cuenta por el esfuerzo de la bicicleta y antes del primer kilómetro tuve que bajar bastante el ritmo.

Al principio la ruta de trote iba por el lado de la de ciclismo, por lo que veía incrédulo la ventaja que le había sacado a varios amigos y conocidos que normalmente llegaban antes o junto conmigo a T2. En particular a mi amigo Pablo, un español que este año pasó a mi categoría y al que normalmente saco algo de ventaja en el nado y andamos parejo en bicicleta, pero que es una máquina corriendo (su récord de media maratón anda por 1:11), esta vez venía unos 20 minutos detrás por lo que en condiciones normales le habría ganado por primera vez. Sin embargo, con los kilómetros mi pisada y ritmo fueron empeorando cada vez más y tuve que conformarme con alternar tramos de trote suave cojeando con caminatas de recuperación, mientras veía con impotencia como mucha gente me pasaba de vuelta sin que pudiera seguirles el ritmo.

El calor tampoco ayudó y cuando pasé frente al hotel donde estaba la meta ya sabía que no podría terminar bajo 5 horas, con lo que me desanimé aún más. Todavía quedaban 5 kms que se me hicieron eternos. La ida era en subida a pleno sol y con curvas que no dejaban ver el punto de retorno, poco antes del cual me alcanzó Pablo (que no se lo creía según me comentó después). Por suerte la vuelta iba bajo algo de sombra de unos árboles y saqué un último esfuerzo para no caminar hasta llegar de vuelta al hotel y cruzar la meta 5:07:42, tras un decepcionante tiempo de trote de 1:58:33.

El ambiente al otro lado era de fiesta, así que rápidamente me saqué las zapatillas, agarré unas cervezas heladas y me paré junto a la meta alentando a los amigos que venían detrás, con lo que me olvidé (al menos momentáneamente) de la frustración que sentía. Finalmente quedé 77º de 1008 en la general y 11º de 184 en la categoría 30-34, lo que tampoco está tan mal considerando las circunstancias. En la categoría PRO el ganador fue Macca, seguido del japonés Hideo Fukui y tercero a menos de 5 minutos mi amigo Fredrik Croneborg, con quien pedaleo (o mejor dicho intento seguir) a veces en Shanghai y que tuvo el mejor tiempo de trote con 1:18:37.

En un principio ni siquiera tenía ganas de escribir un reporte, pero con el paso de los días uno se da cuenta de que este deporte siempre deja cosas que rescatar, en este caso para mí el ciclismo y la experiencia de completar otro 70.3, y además da nuevas oportunidades, así que ahora no queda más que seguir entrenando con ganas para que la tercera (posiblemente Pucón) sea la vencida. Sólo espero que mi pie se deshinche luego (ya pasé por vacuna contra el tétano y llevo una semana parado, adolorido y tomando antibióticos, lo que me tiene sumamente irritable).

Saludos desde Taiwán,

Ernesto Aramburú

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