Eduardo della Maggiora: "Una de las experiencias más llenadoras que he hecho en mi vida"


Race Report: IM Hawaii 2015

El deporte ha sido siempre una parte central de mi vida; primero a través del Tenis donde competí a nivel nacional por muchos años en juniors y luego por la universidad, y luego vinieron muchos otros de manera más recreacional incluyendo el running, ski en agua y nieve, futbol, trekking y montañismo. Sin embargo el triatlón recién lo vine a descubrir hace 1 año, cuando volví a Chile después de estar viviendo afuera los últimos años. Recién llegado al país a los pocos meses y sin un entrenamiento “formal”, corrí mi primer Pucón a principios de este año. Apenas terminé la carrera me di cuenta inmediatamente que este era un deporte que me “llenaba” y en el cual quería probarme y entrenar más en serio. Fue ahí cuando decidí unirme a un equipo y elegí al TYM, liderado por Rubén Arias. 

A pesar de sólo llevar 1 año haciendo triatlón, el Ironman de Kona es algo que vengo siguiendo hace tiempo y fue la carrera que me motivó a comenzar en este deporte. Fue mientras vivía en Estados Unidos que una noche por casualidad, vi un resumen de 1 hora del Ironman de Kona de 2011. Me acuerdo terminar de ver la carrera totalmente inspirado y emocionado por las historias y personas que cruzaban la meta, y pensar 2 cosas en ese minuto: “Cómo un ser humano puede hacer esas distancias y en esas condiciones?” e inmediatamente después “Tengo que hacer esta carrera algún día de mi vida!”.

La preparación

Dada mi poca experiencia en triatlón, supe que tenía que hacer todo lo que estuviera a mi alcance para prepararme de la mejor manera. Fui extremadamente “mateo” (y porque no decirlo obsesivo!) en la preparación para Kona, y seguí al pie de la letra todo el plan que me preparó Rubén. En promedio mis entrenamientos semanales consistían en 4 sesiones de nado, 3-4 sesiones de bicicleta (con un entrenamiento largo los sábados), 3-4 sesiones de trote (con un entrenamiento largo los domingos, aunque por un par de lesiones que tuve sólo alcancé a hacer 1 largo de 30km) y 2 sesiones de pesas. La primera sesión generalmente la hacía a las 6am, otra al medio día y una última a las 8pm.

En paralelo leí cuanto libro encontré sobre el deporte y la carrera (creo que me leí y “estudié” cerca de 20 libros en los últimos 6 meses!), desde temas como nutrición, swim mechanichs, strength training, etc., hasta autobiografías de los grandes triatletas que alguna vez compitieron en Hawaii. Me vi todos los videos de las carreras de Kona de los últimos 10 años (unas 5 veces cada uno jaja) que aparte de motivarme para los entrenamientos, los usaba para “absorber” cualquier race tip o consejo de los age groupers y profesionales que habían competido en Kona. Armé una planilla donde iba anotando cada entrenamiento que hacía, lo que comía antes y después de entrenar, como me sentía, e iba haciendo los cambios necesarios de acuerdo a como me iba sintiendo semana a semana. Las últimas semanas antes de partir, hice un “protocolo de aclimatación”; me metía a un sauna por 30 minutos después de los entrenamientos largos. No se si esto ayudó en algo en la parte física pero mentalmente creo que fue un buen entrenamiento (que manera de sufrir! jaja).

Como parte de la preparación para Kona, incluimos con Rubén hacer un medio Ironman en algún lugar con condiciones que se parecieran a Kona. Elegimos el 70.3 de Manta, Ecuador, que era justo 2 meses antes de la carrera, sin traje de agua, en un lugar húmedo, caluroso, etc. Este era el segundo 70.3 y quinto triatlón de mi vida (mucha experiencia no tenía! jaja), pero para mi sorpresa gané mi age group y de pasada clasifiqué para el mundial Ironman 70.3 en Australia el 2016! Aparte de una gran alegría, esto me dio un gran impulso y mucha confianza para la parte más dura de entrenamiento que me quedaba y para afrontar la carrera con algo menos de incertidumbre y menos nerviosismo.

La previa

Llegué 10 días antes a la carrera, para aclimatarme y acostumbrarme al calor y humedad de la isla. Desde el primer día me sentí extremadamente afortunado de estar ahí y cada entrenamiento lo hacía con una sonrisa de oreja a oreja, disfrutando cada momento a concho. El ambiente que se vive la semana antes de la carrera es increíble, para los amantes del deporte es como estar en el paraíso; desde que amanece hasta que oscurece está lleno de gente nadando, pedaleando o trotando.

Los días anteriores a la carrera preparé un plan de carrera muy detallado con los ritmos, nutrición, hidratación y suplementación (sal principalmente) en cada etapa de la carrera. También preparé distintos escenarios para un “Plan B” de qué hacer y cómo reaccionar en caso las cosas no salían como quería (pinchazo, dolor estomacal, me sacaran los anteojos en el nado, me acalambrara, etc.). Si bien hay cosas que son imposibles de prever, quería estar preparado para todo lo que eventualmente podría “fallar”, ya que quería terminar la carrera como fuera.

La carrera

El día de la carrera me desperté a las 3:30 de la mañana. Desayuno y luego parto inmediatamente al muelle donde están las bicicletas, para hacer todo el ritual antes de partir. Pasamos por varios controles de identificación, nos marcan con los números de carrera, nos pesan uno por uno y finalmente entramos al parque cerrado. Voy directo a revisar los últimos detalles de la bicicleta, revisar la presión de las ruedas, poner el computador y cargar la nutrición.

Después de dejar todo listo, calenté unos minutos al costado derecho del muelle en una pequeña playa, y después me fui directo a la partida unos 15 minutos antes.

Son las 6.40am y estoy en el agua en primera fila, flotando junto a más de 1.000 triatletas, esperando el cañonazo de la partida a las 6.55am. Esos 15 minutos antes de partir me acuerdo mirar alrededor y pensar “No queda nada, llegó el momento que he estado esperando por tanto tiempo” y, más que nerviosismo, tener un sentimiento de gratitud y alegría de poder estar ahí. Miro hacia abajo y esta lleno de buzos grabando y sacando fotos de la partida. A las 6.55am “BOOM” el cañonazo y parto con todo. Los primeros 500 metros mi plan era partir rápido para no quedar atascado en la mitad. Esos primero 500 metros los hago a un pace de 1:23/100 metros, pero al mirar el reloj para ver como iba desacelero y me empiezan a pasar por arriba. Me sacan los anteojos, combos, codazos en la cara, trago agua, en fin, todo lo que te dicen te puede pasar en el nado, me pasa! Me quedo atascado en un pelotón de gente sin poder salir. Con las pulsaciones a mil, pero tratando de tener cabeza fría logro ponerme los anteojos de vuelta y lentamente empiezo a avanzar. El resto del nado sigue sin problemas aunque por una mezcla de inexperiencia en aguas abiertas y lo aturdido que quedé, nadé 400 metros de más, probablemente en zig-zag por desorientación… Al terminar el nado mi Garmin marca 1 hora 06 minutos y 4.2k metros de distancia (vs los 3.8k que debería haber hecho!).

La bicicleta partió sin problemas, la primera parte en el pueblo con mucha gente gritando y alentándote. Los primeros 50 km me siento muy bien, pasando a harta gente a un promedio de 39km/h. Luego empiezan a pegar los famosos vientos cruzados y llegando a Hawi empieza una tormenta con lluvia muy fuerte y vientos por todos lados lo que me hace bajar la velocidad. Alrededor veo a mucha gente tirada en el suelo con sus bicicletas debido a los fuertes vientos. Me tengo que sacar los anteojos por la lluvia porque no se ve nada. Luego doy la vuelta en Hawi y a los pocos kilómetros pasa la tormenta y nuevamente sale el sol. Después del kilómetro 130 la cosa se pone cuesta arriba; primero con un calor que te quemaba por arriba y abajo (en cada punto de hidratación aparte de sacar agua para tomar la usaba para echarme en los pies y cabeza, ya que el calor era para freírse, sentías que la piel se iba a desprender del cuerpo), después con unos vientos de frente que no te dejaban avanzar, y los cuádriceps que ya a esas alturas querían un descanso y que con cada pedaleo sentías que te quemaban el músculo de los pies hasta las muelas. Traté de mantener el ritmo estos últimos kilómetros, pero los watts empezaban a subir por arriba del rango que tenía como objetivo por lo que decidí seguir con mi plan de carrera, mantener watts y bajar el ritmo. Terminé la bicicleta en 5 horas y 12 minutos con una gran sensación de alegría por ya haber completado 2 de las 3 pruebas, pero muy cansado y pensando “como cresta voy a correr ahora 42 km!”

Llego a T2 y hago una transición no muy rápida, ya que estuve poniéndome toallas frías para tratar (sin éxito) de bajar la temperatura corporal. El termómetro a esas alturas marcaba 42 grados… y todavía quedaba una maratón! Parto el trote, con los primeros 5 kilómetros a 4:30min/km pero el calor empieza a subir y me empieza a pegar fuerte, y me doy cuenta que mantener ese ritmo va a ser imposible. Trato de mantener el pulso pero no logro subirlo, lo que me indica que probablemente estoy deshidratado. Me acuerdo que tampoco he ido al baño, lo que me preocupa incluso más. De ahí en adelante me preocupo de parar en cada punto de abastecimiento con un ritual que de ahí en adelante fue siempre el mismo; 2-3 vasos con hielo en todas partes del cuerpo (todas!), toallas frías, agua y Gatorade (alternando estación por medio entre agua y Gatorade). Los siguientes kilómetros de trote fueron durísimos; el sol no daba tregua y cada zancada sentía que todos los músculos del cuerpo trabajaban. Los últimos 15kms literalmente los corrí “a puro corazón”.

Finalmente llego a la esquina de Palani a casi 2km de la meta y empiezo a sentir una emoción indescriptible. Empiezo a pensar en mi viejo que me esta mirando desde el cielo y que me acompañó toda la carrera, y le digo en voz alta “Esta carrera es para ti”. Se me llenan los ojos con lágrimas y de repente todos los dolores desaparecen. Los últimos metros finales son algo que jamás se me van a olvidar; me preocupo de bajar el ritmo, mirar alrededor, disfrutar el momento y con una sonrisa de oreja a oreja cruzo la meta luego de 10 horas y 12 minutos. Inmediatamente después escucho por primera vez en mi vida “Eduardo della Maggiora, You are an Ironman”.

Post carrera

La carrera es una de las cosa más duras que me ha tocado hacer, pero una de las experiencias mas llenadoras que he hecho en mi vida. Este es un deporte que requiere un gran sacrificio, pero que saca lo mejor de cada uno y donde el sólo hecho de terminar, requiere una gran disciplina y perseverancia. Creo esto es una de las razones que lo hace tan especial.

Muy feliz de ser parte de los 7 Chilenos que fuimos (y terminamos!) Kona este año, y de haber compartidos con ellos y sus familias.

Por último agradecer a todos los que me apoyaron y acompañaron en este proceso; a Brooks, Tamaya Gourmet, Fresh and Raw, Xterra (gracias Rod por todo tu apoyo durante la carrera y por compartir los metros finales!), a mi gran Coach Ruben Arias, por todo su apoyo, consejos y guiarme en este camino; a mis compañeros del TYM, grandes personas y deportistas; a mi familia, a Paloma mi polola por todo su apoyo, cariño y empuje en este proceso, a mis amigos que desde Chile me mandaron mensajes y apoyo en los día previos, y a mis socios en Tyndall por entender lo demandante de los entrenamiento estos meses.

Ahora a descansar un poco y luego empezar a preparar los próximos desafíos. Espero en un futuro poder volver a la isla, con más experiencia y kilómetros en el cuerpo. Las ganas definitivamente están!

Un abrazo a todos!

Eduardo della Maggiora
TYM

Fecha de la carrera: Sábado 10 de octubre de 2015

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