Cristóbal Sahr: Xterra Brasil 2010


El sábado pasado competí en el Xterra Brasil, la única prueba del circuito mundial que se realiza en Sudámerica. Llegué a Brasil, solamente informado del circuito por el video de la competencia y los planos de altimetría que habían en Internet. Junto a mi entrenador, Gabriel Iriondo ideamos un plan para la carrera que combinaba cerro con velocidad, esto es pista en el caso del trote y ruta en el ciclismo. Tuve un buen apretón previo, con el triatlón de Arica, donde me sentí fuerte y parejo en las disciplinas, lo único que quedaba pendiente era mi ritmo de carrera en mountain bike. Ya no compito con tanta regularidad como antes, así que las sensaciones en cuanto a rendimiento ahora son principalmente en base al ritmo con mis pares de entrenamiento.

Ya instalado en Brasil, el día jueves, llego finalmente a reconocer el circuito de mountain bike. Para sorpresa mía, me encuentro en el estacionamiento con dos chilenos, Rodrigo Roura y Claudia Lagos. Rodrigo había competido el año pasado y clasificado al mundial en Hawai. Algo habíamos hablado de esa experiencia, pero no sabía que venía a repetirse el plato. Claudia, por su parte, venía a competir en los 3.000 metros de aguas abiertas y en la corrida nocturna. Este evento aprovecha los circuitos para hacer competencias en paralelo, cosa que en un grupo familiar o de amigos todos puedan competir y sacarle el jugo al viaje. Buena iniciativa para que la familia no se quede mirando como pasan los competidores cada dos horas entre transiciones, en esta línea es lo que han planteado los eventos de Aventura Aconcagua y creo es el camino a seguir por Pucón y demases; darles espacios a todos para participar.

Sigamos. Ya en el circuito me doy cuenta que el tramo de mountain bike es un poco más técnico de lo que pensaba, ensayo algunas líneas para poder resolver la carrera sobre la bicicleta. El trote lo dejo pendiente, veo la altimetría y al parecer no parece ser mucho más que los senderos del San Cristóbal. En la tarde tallarinata exquisita; con Rodrigo y Claudia vemos a las estrellas, Dan Hugo, portada de Triathlete Magazine, y Shonny Vanlandingham, corredora de mountain bike que había mutado en triatleta hace unos 5 años, llegando 3º el 2008 en Hawai.

A medianoche me despierto con un mosquito en la oreja, pero también escucho una tormenta, una lluvia de aquellas, me levanto a mirar, caía agua por balde. “Mañana será un barrial”.

Sábado, día de competencia, sol radiante, yo apurado para quedar bien posicionado en el parque cerrado, una hora antes de la largada ya estaba todo listo, salgo a calentar y a mentalizarme. Últimamente me había tomado las carreras muy a la ligera y venía sintiendo que mis partidas estaban siendo muy flojas, sin agresividad o ‘hambre de ganar’ como diría un amigo. Está vez no me podía pasar lo mismo, trataba de ver mis oponentes y concentrarme en mi carrera, en lo que yo sé hacer bien, sin dejarme intimidar. Así me fui hasta la largada, intimidando al mundo por dentro.

En la partida, lo más cercano a la primera fila, veo a Mauricio, nos hacemos una seña de éxito y comienza el show. El agua con un poco de oleaje, pero rápida, muy buen formato, con dos giros y un tramo de 100 metros de trote entremedio que acerca el espectáculo a los espectadores. Fuera del agua, me doy cuenta que hice una buena natación, salí cerca de la punta y fui bastante más agresivo que en otras oportunidades.

En la bicicleta parto muy lento, trato de pararme en los pedales para despertar y hacer la transición muscular más rápido, pero no pillo la velocidad que espero. Igual voy superando competidores pero sé que no estoy en mi ritmo. Ahí llegó el punto de inflexión en la carrera. ‘Turning point’. En un tramo con pasto piso una piedra escondida, se me resbala la rueda delantera y me voy al piso, cayendo sobre la bicicleta muy fuerte. Me clavé el pedal en la pantorilla y me di un golpe en la muñeca, la bici estaba bien, me subo chequeo los cambios y trato de sacarme el porrazo de la cabeza lo más rápido que se pueda. En eso estoy cuando me pasa la campeona gringa Shonny Vanlandingham, con un ritmo sólido de plato grande 'pushing the pedals' con todo. Esta es la mía, me voy a rueda, “aguántale a la gringa”, me decía. Así me fui, obediente a su ritmo, se me escapaba en las subidas, la pillaba en las bajadas, siempre viéndola a no más de 15 metros. Al rato ya éramos tres en la misma, un mini pelotón tratando de pillar a la gringa, sólida ella, no bajo el plato y a todo power salimos de la sección técnica y a apretar en el plano. Llegamos todo grupito juntos a la transición, y a correr.

El trote era la incógnita para mí, llevaba tres kilómetros y todo iba muy plano. Luego entrando al cerro una piscina de barro, un espectáculo para las cámaras del evento y después de eso, subida tras subida. La sensación cuando se escala una subida que la pendiente es tal, que vas a 'cuatro patas' es muy lenta, me empecé a desesperar, a respirar mal, me dolía el estomago, todo. Me mentalicé en los entrenamientos, cada subida la asimilaba a un tramo del San Cristóbal, las más empinadas, al Manquehue. “Esto lo has hecho, aprieta y descansa en el plano”, me decía. Claramente mi trote fue la parte más débil, me pasaron varios y me faltó algo de orgullo para ganar un mini embalaje llegando a la meta.

Sintiendo que la carrera fue buena, fui al sector médico para ver mi herida. Era un buen corte, se veía el interior de la pierna y sangraba una buena cantidad. El médico me limpia a la rápida y me despacha. ‘Flashforward’: era para puntos la cosa, me vine a enterar el lunes, la pierna infectada, con antibiótico a la vena, antitetánica y cuanta jeringa me pusieron.

Luego me encuentro con Rodrigo y Claudia, vamos a ver los resultados, todos plop, gané mi categoría, Rodrigo segundo en la suya y Claudia tercera en aguas abiertas. Sólo nos faltaba la bandera chilena, que poco patriotas, siempre tan piolas los chilenos. Con ese lugar ganaba un cupo para el mundial Xterra en Hawai, así que la secuencia fue más o menos así: Podios, fotos, fiesta, cerveza, siesta, cajero, cupo mundial, autopista, aeropuerto, urgencias Clínica Alemana…

Como conclusión, quedé contento más que con el resultado, con haber podido competir fuerte a pesar de la caída, me sorprendió como el cuerpo cuando tiene la convicción de un objetivo, ni siquiera computa un problema físico, en este caso, claramente no fue tan grave, pero así y todo el organismo le dio una orden al cuerpo y ese era correr, evitar la desconcentración, que sólo sea el terreno y la meta. Así que nada más que agradecer a mis sponsors: Victoria Films, mi empresa que me apaña en estas locuras; Louis Garneu, por haberme permitido nadar tan rápido; Adidas Eyewear, que me protegió de sangre, ramas y demases; y por supuesto a mi ‘secreto’ coach Gabriel Iriondo, quien me mantuvo motivado y por el buen camino estos meses de frío.

Aaah, y dejarlos motivados para participar de la carrera que organiza Matías Brain, denominada Xtrail (que similar, jeje) que promete ser un nuevo clásico del triatlón nacional.

Hasta la próxima, más bien hasta el 24 de Octubre un nuevo reporte desde Hawai. (Ahora con bandera chilena).

Cristóbal Sahr

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