Christofer Olivares: “Hacer algo que ni tú lo crees capaz, realmente sobrepasa nuestro entendimiento”


Mi nombre es Christofer Olivares, tengo 26 años, vivo en Temuco y me convertí en triatleta apasionado. Este año viví la aventura más importante de mi vida, se llama Ironman 70.3 y se hizo en Pucón, Chile, permítanme contarle un poco de mí.

Cuando tenía 10 años y terminaba de cursar quinto año básico en el colegio Pumahue de Temuco, quería cumplir unos de mis sueños en ese tiempo, que era hacerme un tatuaje, y en ese verano lo conseguí. Creía que eso me convertiría en el más popular y que todos me admirarían por tener un dibujo en mi piel, desde tan chico. A los tres días de haberlo hecho, mi cuerpo comenzó a experimentar cambios y padecí una reacción alérgica, que me interno en la UCI de Temuco por 30 días, conectado a un ventilador mecánico en un coma inducido. La reacción alérgica me hizo perder la piel de la cintura hacia arriba, casi el 50% del cuerpo, y así también perdí lo que cubre la córnea en los ojos, y fue así como comencé un viaje muy largo de recuperación, hasta el día de hoy. Luego de sobrevivir a mi grave enfermedad, tuvieron que intentar salvar mi ojos, y por ello, cubrieron las corneas con tejidos más gruesos de lo normal, lo que hoy me hacen ver sólo un 10% de lo que ve una persona normal.

Comencé a reintegrarme de a poco, terminé la enseñanza básica, también la media y luego entré a la Universidad, y logré lo que muchos pensaban que no podría hacer, y para ser sincero, creo que hasta yo a veces dudaba de mi futuro profesional. Luego de pasar 5 años en la Universidad muchas cosas me cambiaron, conocí muchas personas que me ayudaron a ver la vida de otra forma, entre ellos amigos, compañeros y profesores, y me di cuenta que no solo podía cumplir mis desafíos, sino que podía hacerlo mejor que muchos. Fue así como comencé mi emprendimiento en el cuarto año de la Universidad, terminé mi carrera con honores por nunca haber reprobado un ramo y con uno de los promedios más alto. Al año siguiente quise seguir estudiando y decidí ingresar a un Magister en Santiago, y viajaba una vez al mes, mientras seguía trabajando en mi emprendimiento, y entre la búsqueda de nuevos objetivos conocí un grupo de running, y comencé a practicarlo de forma permanente, y decidí correr mi primeros 21K en el Maratón de Santiago en el año 2016 y un meses después llego el gran sueño, correr mi primer triatlón.

En Mayo de 2016 me inscribí en el Ironman 70.3 de Pucón, y para esta decisión hablé con uno de mis mentores en la bicicleta, y le pregunté si me podría acompañar en el recorrido de los 90K, ya que creía que era lo más complicado de hacer en el triatlón, por mi poca visión, y mi Coach me dijo que le encantaría acompañarme. Y como es de costumbre en mí, sentía que no iba a ser capaz de completar la prueba, pero lo intentaría hasta el final. Le pedí a una entrenadora del gimnasio que me hiciera un plan estricto, que incluyera las tres disciplinas, y así poder llegar en mis mejores condiciones para enero de 2017. Sentía el miedo entre los cercanos que me rodeaban por realizar esta carrera, que me hacían dudar aún más de mí mismo, incluso, desde noviembre me arrepentía todas las semanas de haberme inscrito.

En diciembre comencé a planificar toda la logística, y coordinar como me encontraría en la carrera con mi Coach en la carretera para poder tener el menor riesgo posible de caerme o tropezarme con cualquier imprevisto, ya que sabía que si me caía a una velocidad de 30 k/h, podría incluso hasta perder la vida en la competencia.

A pocos días de terminar el año 2016 tuve la oportunidad de asesorarme con un triatleta que había participado en 27 Ironman en varias partes de América, y aproveché de preguntarle sobre participantes que competían con personas que lo apoyaban en los trayecto y él me dijo que la organización lo prohibía y penalizaba. Por lo que decidí enviar un correo a la organización y solicitar que me entrenador compitiera conmigo, el en su bicicleta y yo en la mía, y sus respuestas fueron algo vagas, y entre ello me preguntaron si yo tenía bicicletas dobles, y yo le dije que no quería correr como una persona no vidente, solo quería que alguien me acompañara, pero cada uno en su bici.

Fue así como llegó la semana del evento, y decidimos seguir adelante con el plan, ya que en los correo nunca me dijeron que no podían acompañarme, y cuando fui a la charla técnica del día sábado, mi novia me sugirió ir a hablar con las personas de la organización, y en esta oportunidad su respuesta fue un rotundo no. En ese minuto mi mundo se vino abajo, y la persona con la que hablé me hizo sentir de que era un peligro de que participara, que podía afectar a otras personas, y así me derivo con otro organizador donde también me dijeron que no se podía, que no había precedentes de que alguien corriera acompañado, por lo que era mi decisión de participar o no.

Luego de pensar un rato, llamé a mi Coach y le dije que no podríamos correr juntos así que no era necesario que viajara a Pucon, y fue así con el apoyo de mis más cercanos que me dieron las fuerzas y la confianza para seguir con mi sueño, y hacerlo lo mejor posible.

El sábado a las 16:00 con mi novia fuimos al parque cerrado a dejar la bicicleta y solicité por favor que me dejaran entrar con ella al parque cerrado para que me ayudara a poner marcas referenciales en donde debía retirar mis bolsas, dejar mi bici para la salida y la llegada de los 90K.

Llegó el día y nunca había estado tan nervioso, cuando estaba a la espera de entrar al agua sólo pensaba en porque alguien no me detuvo, porque estaba haciendo esta locura y fue así como entré al agua y ya no había vuelta atrás.

La natación fue el primer dolor de cabezas, ya que claramente no podía ver los postes de referencia, así que solo debía seguir a la masa, y cuando comenzamos a retornar a la playa, el sol me impedía ver para donde iba, y fue muy complicado poder encontrar la forma de guiarme sin perderme. Luego de 50 minutos, 10 más de lo que tenía pensado hacer, pude salir del agua y correr a la zona de transición, pude encontrar mi bolsa sin problemas, y mi bicicleta fue igual de fácil pillarla gracia a las referencias, y así comencé mi aventura de 90 kilómetros.

Solo una vez había hecho la ruta, así que algo me acordaba de cómo era, y estando ahí no lo sentía tan difícil, a medida que avanzaba aumentaba mi velocidad promedio, avanzábamos y avanzábamos, y veía como pasaba a muchos competidores, y comencé a tener confianza en mí.

Cerca del kilómetro 30, ya sentía que volaba, nadie me detenía, era uno de los hombres más felices del mundo. Pasar por Curarrehue fue algo complicado, ya que no habían tantos competidores conmigo, pero pude dar bien la vuelta en el retorno, y comencé el regreso a Pucón. En el kilómetro 70 sentía el desgaste, y eran más subidas, así que mi velocidad no era tan rápida, pero iba más confiado que nunca.

Cuando llegué a la zona de transición, fue lo más emocionante, estaba mi familia y amigos esperándome detrás de las rejas, me gritaron y me dieron el ánimo que necesitaba. Ellos lo vibraban conmigo, sabían que si llegaban bien en la bicicleta, tenía la carrera casi terminada, escuchaba sus voces emocionadas, y comencé a correr para iniciar el trote.

El trote era mi fuerte y comencé a pasar a muchas personas, troté y troté, lo que más quería era completar mi carrera en menos de 6 horas, y cuando comencé el último giro de 7K, mi garganta se apretaba al pensar que podía llegar a la meta, y que mi sueño sería real, entre en los últimos 50 metros, veía la meta, y corrí con todo lo que me quedaba, y no alcance a ver que en la meta había un pequeña rampla que subía, y fue ahí donde caí y rodé por el piso, traté de levantarme lo más rápido posible, y había llegado!!! Mi caída del final no importaba, llegué, lo hice. Llegue en 6 horas y 1 minuto, y en la general estuve en el lugar 832, sobre la media de los 2.100 competidores inscritos.

Hacer algo que ni tú lo crees capaz, realmente sobrepasa nuestro entendimiento, eleva tus expectativas futuras y te da esa enseñanza de vida de que jamás debes dudar, y que todo lo puedes hacer, espero les guste mi historia.

Christofer Olivares

Jueves 15 de junio de 2017

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