Cambio de Zapatillas


¿Cada cuánto tiempo debemos cambiar las zapatillas de entrenamiento? La respuesta a esta pregunta va cambiando a través del tiempo. Suponemos que el desarrollo de nuevas tecnologías nos permite disponer de mejores productos y eso debería incluir la variable durabilidad y creo que es verdad: hoy las zapatillas duran más que antes.

Pero igualmente la pregunta es válida y según lo investigado no hay unanimidad en los criterios utilizados para responder con seguridad. Son muchas las variables que determinan la respuesta: el tipo de zapatilla, las características físicas del corredor y su forma de correr, la superficie elegida para correr y el clima en que entrenas, entre otros.

Yo uso 3 métodos para decidir cuándo cambiar las zapatillas. Los uso todos al mismo tiempo y por alguna razón algo misteriosa los 3 me llevan siempre y casi al mismo tiempo a la misma conclusión: “cambia las zapatillas”.

La mirada matemática es que el estándar en la industria es hablar de un rango de duración de 500 a 800 kilómetros. Las zapatillas de competencia con menos protección son menos durables y su rango fluctúa entre 300 y 500 kilómetros. Obviamente para llevar este control debes llevar un registro del kilometraje acumulado con una determinada zapatilla. Se requiere ser metódico.

Desde el punto de vista práctico se puede revisar la suela para ver su desgaste en la parte que hace el primer contacto con el suelo que es donde se observa el principal deterioro. Como los neumáticos de un auto, lo primero que observamos es que las líneas o dibujos en la planta se van desdibujando hasta que desaparecen por completo. Poco tiempo después la primera capa de goma más dura cederá espacio a la goma intermedia que no está diseñada para relacionarse con el suelo. Ya es tarde, debiste haber cambiado tus zapatillas algunas semanas antes.

Un tercer método, algo más subjetivo, es a mi juicio el más relevante. La suela de las zapatillas está diseñada para absorber el golpe generado en cada zancada. El material se contrae y retorna a su tamaño original una vez que levantamos el pie. Luego de cientos de kilómetros esta capacidad del material de la suela (cualquiera de ellos, hay varios) se pierde y es cuando sientes que la zapatilla ya no responde como antes. A esto lo llaman fatiga. Ahí comienzas a experimentar algunos dolorcillos y se resienten rodillas y caderas. Es tu cuerpo el que te está advirtiendo que la zapatilla cumplió su ciclo.

En mi experiencia, cuando esta sensación de fatiga de material se presenta, miro la suela gastada y chequeo el kilometraje para descubrir que el final se acerca. Todo me cuadra.

Una recomendación que sigo es que cuando estés en un 80% de uso de una zapatilla, comiences a utilizar su reemplazo y las intercambies. Al comienzo usa las nuevas en las salidas cortas y poco a poco vas cambiando para terminar usando las viejas en las salidas más cortas hasta que las deseches. Otra recomendación que trato de seguir es que cuando una zapatilla me gusta mucho trato de comprarme 2 ó 3 pares a la vez, así me aseguro un buen tiempo sin cambios y sin el stress que siempre provoca usar zapatillas nuevas.

por Ricardo Cumplido (Lunes 30 de diciembre de 2013)

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