Xime Martínez: “Nadar, pedalear, correr y ahijar”

Race Report Colbún Fest 2024

El 2023 parecía ser un año prometedor en lo deportivo, había mejorado mis marcas personales, marcas “normales”, pero que para mí eran relevantes. Marzo 2023, Half Colbún, una hermosa competencia, única mujer inscrita. Resultado, Sub 6 y ganadora por walkover.

Quería mantenerme en esta línea, ya consolidando mi ciclismo. Pero suena el teléfono, y el llamado que estaba esperando desde diciembre se concreta. Simplemente, ahijar.

Llega a mis brazos un pequeño de justo 1 año de edad, maternando sola los primeros meses y conteniendo a mi hija de nuestras propias emociones y sentimientos. Un año, ya. Un año de no poder entrenar con ciclos definidos, llamando a mi entrenador para que me ajuste el entrenamiento, entrenos todos de menos de una hora. Que está enfermo, que tiene fiebre, que debo ir al consultorio, viene la kine, no alcanzo y eso me estresa, le cuesta dormir, programar el trote con coche. Un sinfín de peticiones para a lo menos subirme 30 minutos al rodillo. Un año durmiendo 5 horas máximo de corrido. Un año entrenando viendo un monitor con visor nocturno, por si se despertaba. De día, no se podía.

Corriendo con los tiempos, mi hija, el trabajo, mi hijo del alma, las visitas al médico, las visita de su madre, las visitas al programa con la dupla psicosocial. ¡Pañales! Ya los había olvidado.

Poco tiempo nadando, con miedo al agua, Estrellita, ayudándome y acompañándome en unas aguas abiertas recién en febrero de 2024. Luego, aparece la posibilidad de competir en el Olímpico de Caburgua, dale, ¡vamos! Me sentí bien. Ok, pasajes a Colbún, se confirma, después de un año.

Llamadas vienen y van, abuela de acogida y tía, nos ayudaron a maternar de sábado a domingo. ¡Gracias Meme y Dani!

Quería competir, sin ninguna expectativa. Era probable que tal vez no lo completara. En doce meses había hecho solo 2 largos de trote (de 14 y 16 km) y había salido 4 ó 5 veces a la ruta como máximo. Solo un día (hace un mes) hice una transición de 5K. Bestial, bajo todo prisma, era imposible terminar o a lo menos terminar bien. Solo entrenamientos de 45 a 60 minutos, donde mi coach, Marcelo Caro, hizo malabares y maravillas.

Llegó el día. Mi nado fue tortuoso, agradezco al competidor que me vió detenida y me preguntó si estaba bien. ¡Qué ganas de saber quien fue! para agradecerle (paraste para preguntarme, y eso me hizo sentir segura, quizás sin eso no hubiera continuado). Logré salir del agua, nadando 2,190 m, Sali comprendiendo el esfuerzo de toda la manada por estar ahí, recordé a mi viejo y a mis amigos que hoy están en otra existencia (Guti, Rodrigo, Manuel) y pude continuar. Salí con frío, pero dispuesta a tomar mi bicicleta.

En la ruta me sentí muy cómoda, el viento venía a recordarme que estaba viva. Las leves subidas, me recordaban que debía guardar energía para esa media maratón y el cuello, si el cuello, me recordaba que no había entrenado en la bicicleta de crono en la ruta como correspondía. Recordé a Carlitos, que se había fracturado recientemente y que no pudo llegar a esta carrera.

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Llegué a la T2, entera. Me arreglo los calcetines arrugados y parto, en lo que sería un cúmulo de emociones. Me mantengo concentrada. Me acuerdo de cada momento de este año. Todas las veces que dije “no puedo” y pude, todas las veces que dije “estoy reventada” y seguí, todas las veces que dudé de mí misma, y confirmé que todo es posible.

El trote dolió, desde el km 14, sabía que eso sucedería así que no me tomó por sorpresa. Decidí no detenerme. Tenía una meta y un dolor que resignificar.

Hice mío cada momento de dolor de mi pequeño y lo transformé en esperanza. Espero que pronto vuelvas donde tu familia y te lleves parte de mis plumas. Espero que algún día leas estas líneas y sepas que logré esto por ti. Un año en que no te han faltado besos, abrazos ni mimos. No sé si estoy lista para dejarte volar en su totalidad, solo sé que hoy me siento orgullosa de mi misma y espero que tú lo estés algún día. Te amaremos como familia por siempre Tarrito, y esta carrera me recordará por siempre tu paso en mi vida. Gracias a mi compañero por estar ahí apoyando sin dudar, en todas las aristas de mi vida.