Maru Yarur: “Encontrar la energía y el corazón para lograr lo que parece imposible”


Patagonman 2023

Lo describen como el triatlón mas extremo del mundo. Y, si, lo corrí. Y fue maravilloso.

Decidí correr esta carrera como un desafío personal. Francisco Miranda, que lo haría como su despedida a esta distancia de triatlón, me motivo a sumarme a la aventura.

Por mi parte, me movía poner mi voluntad y motivación a prueba, trabajar en las áreas que me eran difíciles para ir superándome. En la carrera se nada 3.800 metros en un fiordo en agua helada (10 a 12 grados), la bici es de 175 km y tiene una altimetría sobre 2.500 metros, y el trote de 45 km también con altimetría de alrededor de 1.000 metros.

Ya había corrido 3 distancias IM, pero esta presentaba desafíos que la hacían mas compleja.

El primero, la natación en esa agua a menos de 12 grados. El frío siempre ha sido un tema para mí, me duelen los huesos de los pies y pierdo sensibilidad en manos y pies cuando me enfrió.

Para trabajar esto hable mucho con Bárbara Hernández, la Sirena de Hielo, que es lo máximo. Me enseñó a usar mis pensamientos en forma positiva y concentrarme en las cosas que me hacen feliz, olvidando así el dolor físico. También hice varias incursiones en agua helada, apreciando y disfrutando las sensaciones del cuerpo. Prácticamente fue un reseteo de mi relación con el agua helada.

Para la bici, no me considero una buena escaladora. Así es que esta oportunidad me daba la chance de mejorar en esta área. Todo iba bien hasta unas 6 a 8 semanas antes de la carrera, que, por motivos personales, perdí motivación y me costaba mucho trabajo encontrarla. Fue una especie de crisis existencial, que me hizo dudar si podría o no hacer esta carrera. Ahí fue que volví a aplicar el pensamiento positivo para sacar mis entrenamientos poniéndome pequeñas metas sencillas que me alimentaban la voluntad. Leí mucho. Libros y audiolibros. Y una parte que me hizo sentido fue el vaso de voluntad con el que uno se levanta cada mañana y que va disminuyéndose a medida que el día trae sus complejidades. Entonces entendí que había que trabajar en esas complejidades para que no tuvieran la fuerza de agotar la voluntad. Pensamiento positivo constante y no dejar que la cabeza te traicione. Nuestros pensamientos pueden ser nuestro mejor amigo o peor enemigo.

Para el trote, si bien siempre fue mi fuerte, por muchos motivos ya no lo es. Y más si tiene altimetría, soy lenta y me cuesta. Pero lo fui completando de a poco, tratando de ir la mayor cantidad de entrenamientos al cerro. Como soy doglover, y mis quiltritas aman los paseos, hicimos un super team paseando en las faldas de San Carlos. Amo verlas gozar, correr y saltar. Este proceso lo disfruté muchísimo. Ellas también.

Esta carrera tiene la particularidad que puedes llevar soporte que te asiste en lugares determinados de la ruta. En mi caso me acompañó Fernando, mi esposo, y además le pedí a mi gran amiga pastito Nicole Aljaro que prende en todas.

El día anterior de la carrera se lo llovió todo. Se veía venir complicada la cosa. Hacía frio y había muchos nervios. Hicimos lo habitual y más. Charla técnica, últimas compras, ajustes y preparar la alimentación e hidratación, todo separado en bolsas numeradas para no confundirnos.

El día de la carrera partimos 2:30 am despertándonos sin café, sólo tecito. Llegamos al parque cerrado a las 3:20 am a dejar las cosas, ir al baño, preparar la bici. 4 am nos suben al Ferry. Hacía frío. Con Pancho Miranda nos pusimos una bolsa de basura que ayudaba a hacer un efecto “sauna” para mantener caliente el cuerpo. El estaba muy concentrado, hablaba despacio con mucha calma. Ya zarpando nos confirman que por temperatura la natación será de sólo 2.000 metros. No me quedaba claro si era mejor. Quedamos en la duda de la temperatura del agua, pero definitivamente tenía que ser menos de 10 grados.

Llego el minuto de saltar al agua, salté de los de atrás para no esperar tanto dentro del agua y pasar frío. Suena la sirena del Ferry y parte la carrera. Cada brazada, cada respirada era un regalo. La mañana iba aclarando mostrando unos paisajes post lluvia maravillosos. Las cumbres con la nieve recién caída coronaban el paisaje. Pensaba en la suerte que tenía de estar ahí y sólo agradecer. Las boyas tenían una luz que parecían globos naranjos flotando. Se veía hermoso todo. Fue uno de los momentos más mágicos de la carrera.

Salí del agua a la T1 muy tranquila. Acá era esencial entrar en calor. La Nico me ayudó a desvestirme, secarme y abrigarme bien. Fueron más de 20 minutos, que eran esenciales. Si perdía la sensibilidad de las manos arriesgaba no sentir los cambios ni los frenos de la bici. Salgo de la T1 a recorrer el camino ya conocido. Esta vez, con un día transparente, brillante post lluvia y con esos olores que sólo salen después de tanta agua que ha caído. Disfruté cada minuto, cada escenario que se abría después de cada curva.

Pasamos varias cuestas, mis supports me esperaban en los puntos predeterminados para recargar líquido y seguir. También me esperaban después de los tramos sin asfaltar. Hubo hartos pinchazos, de los que yo me salvé. Íbamos varios competidores al mismo ritmo y hacíamos el jueguito te paso me pasas un rato hasta que Seba, otro chileno me dice “vamos conversando mejor”. Jajajaj obvio que sí.

Los paisajes se abrían cada vez más hasta llegar a esa pampa camino a Balmaceda. El viento ahí es fuerte, así es que a tener mucho cuidado con las ráfagas atravesadas.

Todo iba bien, hasta que entramos a la Cuesta de Diablo para enfilar a Villa Cerro Castillo. Habrán sido unos 30 km de subida con viento en contra que iban desgastando la cabeza. Me concentré en contemplar el paisaje y seguir agradeciendo por este día que la Patagonia nos regalaba. Pasé la laguna Chiguay y la laguna Verde. Seba me preguntó cuanta subida quedaba, a lo que le dije que esto subía hasta el km 150 y un poco más. Yo creo que no me creyó mucho. Aún nos faltaban más de 20 km subiendo.

La bajada fue rápida hasta Villa Cerro Castillo, con sus imponentes paisajes coronados por el gran señor Cerro Castillo.

La T2 perfecta, Nico y Feña full ayuda, así es que me cambié de ropa completa y partí el trote. Recién ahí me doy cuenta que tengo los isquiotibiales muy resentidos de toda la escalada en la bici. Definitivamente la falta de entrenamiento me pasó la cuenta.

Camino un poco hasta que ya me siento mejor y parto con un trote suave. Entramos por unos caminos que rápidamente se transforman en senderos. Las subidas las caminé rápido. No tenía grandes pendientes, San Carlos es mucho más duro que este trail, pero había que cuidarse para llegar a tocar esa campana y no morir en la ruta. No es la idea desgastar las piernas. Al km 8 había un punto de hidratación y cuando les hablo y se dan cuenta que soy chilena fue pura alegría. Varios “C H I”, por las mujeres de Chile. A esta carrera van muy pocas mujeres. Los amé! Me inyectaron de energía.

En el km 10 hay otro abastecimiento y recargo agua. De nuevo más “C H I…” de los chic@s de la organización que estaban siempre alegres y ofreciendo ayuda en todo. Lo máximo.

La ruta del trote era un espectáculo. El gran señor Cerro Castillo se mostraba majestuoso, vestido de blanco, imponente y luciéndose con toda su grandeza. Paré a tomar fotos porque este paisaje era único. Y el tiempo no era lo que más me importaba. Sólo llegar. Sólo vencer mi cabeza y mis miedos.

Nuevamente me encuentro con mi compañero de bici Seba, y nos vamos juntos conversando con un trote aguantable en las subidas y bajadas constantes. Fue un gran partner, pero ya antes de llegar al 30 km nos separamos.

En el 30, después de una bajada larga, llego de brazos abiertos buscando a mi pastito Nico. Desde este km está permitido que tu support te acompañe. Me estaba esperando con sopita calentita y lista para continuar conmigo los últimos 12 (en realidad 15) km. Me pone al día de todos los mensajes, escucho los audios que recibió y me va dando el listado de todos los que estaban atentos de la carrera. NicoAPP fue reporteando todo el día.

A esas alturas ya me dolía todo. Estaba tiesa, y cansada, así es que volví a levantar la vista y a admirar. Y a agradecer. Y mirar a la Nico y agradecer aún más. Me sentí tan afortunada. Todo lo que estaba viviendo era un gran regalo. Regalos de la vida, de la capacidad física y mental, de ser capaz de abrir el corazón y dejar que toda esa energía de la magia que estaba en el aire me llenara por dentro. Paramos un par de veces a tomar fotos, porque el espectáculo nos dejaba sin palabras. No podría describir en palabras lo hermoso que estaba todo. Bajamos por un cajón rodeado de murallas de rocas serpenteado por el río Ibáñez, pasando por unos saltos de una imponencia monumental. Las nubes eran un montón de lenticulares sobrepuestos uno sobre otro. El viento frío y cordillerano nos recordaba que era mejor seguir en movimiento.

Ya llegando a la carretera, Marcelo, otro compañero de la TriUC y su familia, que por casualidad andaban paseando, me dieron el último empuje con sus gritos de ánimo y videos a los que sonreía como si estuviera fresca como una lechuga….

Llegando a la meta, había unos niños gritando a todo pulmón como si yo fuese una super heroína. Estiraban sus manitos para que los tocara y fue tan emocionante. De ahí a la campana que me esperaba después de horas de magia, esfuerzo y esa energía de esta región que es única. Recibí mi medalla y abrazo a Feña, que estaba ahí como siempre muy solidario en todas las locuras que se me ocurren.

Así como enfrenté esta crisis en medio del proceso, también este desafío me hizo creer más en mí y buscar donde a veces parece no haber respuesta. Encontrar la energía y el corazón para lograr lo que parece imposible. Fue una aventura (difícilmente le puedo llamar carrera) que la logré a cabeza y corazón, con un viaje personal de mucho aprendizaje.

Si me preguntan si la haría de nuevo, obvio que sí, feliz. Para mí, esta región es de las mas hermosas de Chile.

Mil gracias a la Nico que parecía pulpo haciendo mil cosas, a Feña que hizo el registro fotográfico y se mandó las manejadas eternas, a Panchito compañero de aventura, a mi amiga Paty por su generosidad, a mis compañeros de TriUC q a pesar de encontrarme loca siempre me motivaron a seguir, apañando en los largos de bici, trote y aguas heladas.

Maru Yarur
TriUC

Fecha de la carrera: Domingo 03 de diciembre de 2023

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