Emilio Becker: “Mi séptimo Ironman”


Race Report Ironman Maryland 2022

Comencé la aventura antes de la pandemia y después de varias postergaciones por el coronavirus, finalmente me pude embarcar en mi séptimo Ironman. Me vine el pasado viernes 9 en American Airlines, una de las pocas bikefriendly que no cobra extra por llevar bicicletas hasta Washington, donde por cosas de trabajo me tuve que quedar algunos días acá y recién el miércoles pude partir a Easton, el pueblito más cercano de Cambridge-Maryland donde encontré alojamiento. Para llegar hasta allá y hacer todos los traslados, opté por arrendar un auto en la app Turo, con precios y flexibilidades más atractivas que los rent a car, transporte público no corre por acá.

Mi entrenamiento para este ironman se me complicó un poco, básicamente porque viviendo ahora en Valdivia, no es tan fácil salir a correr o hacer ruta con lluvia, tampoco tengo mucha chance de hacer natación, así que harto rodillo y trotadora en el gym, al menos ya sé a lo que voy…

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El jueves fui a hacer el Athlete check-in bien temprano, escuchar el briefing, y pensé llevar la bici en el auto para después hacer un poco el circuito, pero me asusté de solo pensar que podían romper el vidrio del auto y llevarse la bicicleta, entonces partí sin nada de valor y buscando un lugar apropiado también para estacionar el sábado que es la carrera. Al llegar, me sorprendió que ya todas las calles estaban con autos o camionetas, ¡y todas ellas con sus bicicletas hasta en la parrilla!

El Ironman Village bien pobre y precios altos, si me llamó la atención que dentro de los regalitos había un voucher por 25 dólares para hacer uso en una lista de restoranes locales. En el briefing sobre el agua nos indicaron app unos 20ºC con algo de presencia de medusas, pero después de Fortaleza o Valparaíso no creo que sería problema. En el recorrido reiteraron que es prácticamente todo plano y gran parte con sombra. Al regreso al hotel (que está a unos 30 minutos) me di cuenta de que ya no alcanzaba a salir a conocer el circuito en la bici, ese mismo día estaba la Cena de Bienvenida, pero no pude asistir porque justo tenía que dar una clase.

El viernes era el día de dejar la bicicleta y no tuve más tiempo que eso, juraba que era hasta las 5 pm, pero cerraban a las 3 pm. La verdad que los horarios los siento cambiados como todo esto que hay que verlo en millas, me genera más confusión. Me acosté temprano tipo 8pm con antialérgico y un Tapsin de noche, ya que acá los gringos se van en exceso con el aire acondicionado.

A las 3 am desperté con los ojos súper abierto, la ansiedad de ya comenzar me imposibilitó seguir durmiendo, bajé a tomar algo de desayuno y a las 4:30 am opté por salir rumbo a la competencia. El camino todo despejado hasta llegar al pueblo de la competencia, donde ya había taco para entrar. Opté por darme la vuelta y entrar por detrás y así encontrar un estacionamiento cercano. Bajé y ya éramos muchos los ansiosos, fui a revisar mi bici que estaba full mojada y le inflé los neumáticos. Después se pasó el tiempo y me quise ir a cambiar, pero las zonas de carpas eran sólo para la transición, así que a lo oscurito me tuve que ir a poner el traje de neopreno.

Me fui a poner a la fila de los nadadores de 1:10 a 1:20, se cantó el himno nacional de Estados Unidos y al agua, todo muy civilizado, ingresando en dos filas al agua, al parecer ya queda en el pasado cuando todos nos metíamos de una al agua y sálvese quien pueda.

Eso sí, al poco nadar, noté que el agua estaba un poco más temperada de lo que imaginé y a ratos sentía ardor en las mejillas y manos, junto con escuchar algunos gritos. Traté de mirar viendo si los gritos provenían de alguna muerte súbita, pero me di cuenta que varios estaba cercanos a las embarcaciones de apoyo donde se les tiraba agua. Seguí mi rumbo, disfrutando cada paso por las boyas, esta era la primera vez que me tocaba ver perfectamente el circuito, estaba recién amaneciendo y todo era súper agradable, sino fuera por ese ardor como si tocara ortigas en las manos, mejillas, labios y hasta encías, ya que en más de alguna oportunidad tomé agua. La duda de eso se me disipó cuando vi unas gelatinas flotando en el agua, recordé que habían comentado algo de medusas, pero nunca pensé que serían tantas o que estaban furiosas, pero siendo empáticos con ellas hay que pensar que somos 2.000 participantes, pasamos dos veces por su lugar y a las 7 am, cualquiera estaría furioso y las consecuencias las sentía constantemente. Aquí no hubo corrientes, ni olas, ni sol, ni neblina que molestaba, solo fueron las ¡medusas, medusas y medusas.

Salí del agua y esperaba ver alguna ducha para cambiar de agua, pero solo vi a un montón de gente en caos sacándose los trajes. Retiré mi bolsa y me fui a la carpa a cambiar, era un gran caos entre chequearse si estábamos bien, vestirse rápido y salir. En otras oportunidades voy casi vestido debajo del traje, la motricidad para vestirse y lo torpe que uno sale del agua, es preferible gastarlo en otras cosas, además que al vestirme debía hacerlo con cuidado ya que todo me ardía, desde la rodilla a los pies los tenía enrojecidos y fue una tortura ponerme las compresivas.

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Tomé mi bici y partí, en esta oportunidad era la misma que ocupé en el Patagonman y me sentí en buena velocidad y ritmo. En la bicicleta se me ocurrió llevar una botella de agua esperando abastecerme pronto, pero noté que se me hizo eterna la primera estación, tenía mucha sed, tomé botella de agua y Gatorate. El recorrido en bici era bien cómodo, mucha sombra, poco viento, pavimento adecuado y bonitos paisajes, nada de caballos muertos en el camino o incendios como en un recordado Ironman en Fortaleza. La primera vuelta se me hizo un poco larga y un tanto aburrida, noté en mi bici que por mucho que le ponía todo el power no avanzaba mucho, me fijé en los cambios del resto y notaba que era más problema de la flecha que del indio, y me acordé de las cosas que me recomendaron cambiar en la bici y no lo hice (entre piñon y cadena), en fin, ya estaba aquí y sacando pronósticos con la velocidad que llevaba podría estar dentro de las 6 horas, un tiempo que hace muchos años no lograba. Eso sí en la tarde salió el viento y me bajó la velocidad y me hizo terminar 20 minutos más tarde de lo pensado.

Devuelta en la zona de transición, me fui a cambiar y en la silla había una poza de agua donde aproveché de poner mis patitas, era una forma rápida de refrescarme, ya que las veía enrojecidas, como si hubiese tomado mucho sol y eso que igual me puse fotoprotector y siempre estuvieron cubiertas. Me las sequé, me puse calcetines y al dar los primeros trotes noté sentir algunos doblés del calcetín en la zona del metatarso que después vine a recordar podía ser el esfuerzo que le puse a la bicicleta en el pedal. Traté de bajar la intensidad, pero la incomodidad continuaba, a los 4 km opté por revisarme y noté los pies hinchados y los calcetines lo tenía bien estirados. Creo alcanzar a correr hasta el km 15, cuando ya el dolor iba en aumento, tenía claro que abajo se me habían formado ampollas y lo único que ya me tocaba era terminar caminando, me daba pena no sentir cansancio y tener que seguir así, donde uno notaba el ánimo de la gente, pero el dolor ya me tenía con mala cara. Las estaciones de agua y otras cosas estuvieron bien, incluso había papas fritas y preztels, al igual que los baños químicos. Al oscurecer pusieron focos y entregaron esas cosas fluorescentes que dan de cotillón en los matrimonios para que nos pudiéramos ver, ya que muchas veces pasamos por zonas sin nada de luz. Las tres vueltas afortunadamente nos pasaban pulseras donde claramente no había por donde perderse, en varias de estas vueltas me fui conversado con distintas personas, algo que extrañé que los números no estaban el nombre ni el país de procedencia.

El ambiente lo sentí bueno en toda la carrera, aunque sufrí bastante en  el km 30, no por el gran muro, sino que fue el momento que sentí que las ampollas en los pies se reventaron, el dolor de sentir esa piel moviéndose con otra, me hizo bajar intensidad y tratar de caminar de lado, ya había recorrido tanto que nada me haría abandonar la carrera, un trote que pensé en terminar en 4 horas se convirtió en una eterna caminata bajo las estrellas, donde me proyectaba pensar dónde sería la próxima y hacer revancha de todo lo de hoy. Ya ingresando al corral de finalización la emoción nunca deja de romperme y con todas las luces y lágrimas en la cara escuchaba mi nombre y finalizaba mi séptimo Ironman en 14:51:09.

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Ya con medalla y otras cosas, fui a masajes, pero era con agendamiento y tenía para 1 hora más. La alimentación fue bien buena y fue ahí donde aproveché de ver las piernas que estaba como elefantes y mis pies de empanadas, claramente con mis pies había pegado a varias medusas y aquí estaban los resultados. Si alguien sabe de algún tips contra medusas y como evitar ampollas en el metatarso feliz de escucharlo en los comentarios. A una semana de la competencia mis pies están en normalidad y la doc me recomendó andar con un Plexus o Clofexan por futuras reacciones alérgicas.

Emilio Becker

Fecha de la carrera: Domingo 18 de septiembre de 2022

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