Gabriela Cerda: “Ahora a vivir la carrera más dura de mi vida, que será ser Mamá”
Race Report Ironman Hawaii 2022
El sueño de hacer un Ironman venía de mi esposo, Pablo Leiva, cuando teníamos apenas 20 años y completamente alejados del mundo del triatlón, pero introduciéndonos en el deporte. Fuimos escalando de a poco hasta que nos propusimos la meta de clasificar el año 2020 al Mundial de Ironman de Kona, pero por pandemia esto se postergó dos años e intentamos hacerlo en el 70.3 de Hawaii y se cumplió. Aquí estamos viviendo otra experiencia de vida y ahora les cuento cómo se me dio.
En la mañana de la carrera, nos despertamos con mis 8 compañeros de cuarto, 4 mujeres que son voluntarias, un brasileño y un francés que corren, Pablo y yo. Nos fuimos todos caminando al área de transición con los demás competidores del hostal.
Llegué y entré con Pablo al área de transición, porque se ofreció a ser voluntario y se tomó su trabajo tan en serio que con suerte me infló las ruedas y se fue ayudar a los demás competidores, lo cual me pareció muy bien.
Yo era la primera de todas las chilenas en empezar y no me di cuenta hasta que ya tenía que ponerme en mi largada que había olvidado los lentes de natación, así que me fui corriendo a conseguir y lo logré.
La natación no me costó nadar en particular, pero iba muy incómoda porque me hice roces en el cuello que al final ya me quería salir. Pero nadamos todas juntas, bien tranquilas, así que perfecto.
Sali a la T1 bien, me subí a la bicicleta pasaron como 10 km y me penalizaron, así que paré al km 50 a cumplir mi penalty y seguí, pero no me sacó de foco, ni de emoción, nada. Yo seguía muy entusiasta y feliz cuando vi a los chilenos haciendo barra por ahí al kilómetro 45. De la bicicleta sólo podría decir que faltaron más puntos de abastecimiento, porque me empecé a deshidratar mal y quedarme sin energías desde el km 120 al 140 se me hizo eterno. En un Ironman con este nivel de calor, cada 20 kilómetros un punto de abastecimiento se hace poco, uno pierde litros de agua y necesita recuperarse rápido.
Pero después del kilómetro 140 cuando me abastecí bien seguí tranquila hasta la T2, ahora sólo quedaba el maratón, 42 km de trote, una cosa poca. Empecé bien, pero muy cansada, con muchas ganas de ir al baño que era lo que más me preocupaba, porque el martes pasado había caído a la clínica y me pusieron dos bolsas de suero que me recuperó, pero tenía el estómago sensible así que cada vez que podía iba al WC después del km 17 aproximadamente del trote.
El maratón lo sufrí mucho, tenía mucho calor, estaba muy cansada y tenía mucho dolor de estómago, en un punto en el Energy Lab tuve que estar sentada de los calambres en la guata y dos competidoras que iban entre llorando, caminando, me abrazaron y me recogieron y caminamos juntas 1 km.
La última pasada al baño fue cuando ya quedaban sólo 13 km. Había llegado tan lejos que en mi cabeza era imposible no terminar y los corrí sin parar, me dije a mi misma “Vamos Gabi, saca fuerzas”, y así fue. Me morí y reviví mil veces, pero jamás me rendí, es KONA hay que cruzar esa meta una vez en la vida, en los próximos uno se pondrá metas, pero viví una experiencia increíble, muy internacional en mi hostal con pieza compartida, fue lo que quería y no cambiaría ni el resultado, ¡si me demore más que la chucha 12:24:33!
Por supuesto, que me cuestioné mi resultado y mis sensaciones en la carrera, así que al día siguiente partí hacerme una prueba de embarazo y salió positivo.
Si cruce una meta con el heredero enojado, pero estoy feliz. Ahora sí volvería a la isla y definitivamente sin ese detalle. Ahora a vivir la carrera más dura de mi vida, que será ser Mamá…
Gabriela Cerda
Fecha de la carrera: Jueves 6 de octubre de 2022
